Todas las aplicaciones de los compresores de aire comprimido

Para comenzar, empezaremos por aquellas aplicaciones que quizá estén presentes en tu propio hogar. Está claro que lo primero que viene a la mente es aquel compresor de tamaño reducido que tenemos en nuestro taller particular o garaje (o incluso en estaciones de servicio), cuyo objetivo principal es inflar ruedas. También se emplean para hacer funcionar pequeñas máquinas como pistolas de clavos y otros accesorios neumáticos.

Pero hay muchos otros lugares donde operan los compresores de aire comprimido. Por ejemplo, dentro de cualquier casa particular también se encuentra un pequeño compresor en el interior del refrigerador y en los equipos de aire acondicionado.

Además, hay que contar con los compresores industriales. Cuando hablamos de este último tipo nos referimos a los que son una fuente de energía en plantas productivas. Su misión es la de ofrecer un flujo constante de aire comprimido por periodos largos de tiempo. Debido a ello, están montados con componentes que cumplen altos estándares de calidad. Siempre velan por la eficiencia energética a un alto rendimiento.

Algunos ejemplos prácticos de este último colectivo son los que se usan en estaciones de esquí para disparar nieve, en los sitios para lavado de coches o en los talleres mecánicos, por citar una pequeña muestra.

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